En esta época de pandemias, un “virus” contagioso fue lanzado con el objetivo de contaminar a todos los pueblos, y es propagado por agentes de la Revolución gnóstica e igualitaria. Con el apoyo de los medios de comunicación de izquierda y el clero de la llamada “izquierda católica”, etnias hermanas son incentivadas a entrelazarse en una lucha de razas de inspiración marxista. Esta guerra fratricida, especialmente entre negros, blancos e indios, no es más que una excusa para caotizar y masacrar los restos del mundo civilizado.

En este sentido, la revista Catolicismo ya ha analizado, en su última edición de agosto, las protestas muy violentas en Estados Unidos, llevadas a cabo especialmente por el movimiento Black Lives Matter (BLM) y minions. En nombre del igualitarismo comunitario y el antirracismo, apoyan la lucha racial que degenera en divisiones, resentimientos y convulsiones sociales. Tales protestas continúan perturbando a la gran nación estadounidense, y en algunas otras están surgiendo manifestaciones similares. Incluso recientemente, en Santiago de Chile, turbas de vándalos rebeldes promovieron disturbios y sacrilegios, con furia satánica, rompiendo imágenes sagradas y quemando hermosas iglesias históricas en la ciudad.
Los brutales disturbios de BLM se radicalizaron hasta tal punto que grupos de negros estadounidenses ya comienzan a separarse y distanciarse de este movimiento. Están inspirados en el distanciamiento de Inglaterra de la Unión Europea, popularizado con el nombre de Brexit (neologismo formado por la combinación de Britain + exit – salida de Gran Bretaña). Quienes abandonan BLM se están identificando con el neologismo de Blexit (Black + exit – equivalente a la salida de los negros).
Abandonando los movimientos negros que promueven la lucha de clases, los partidarios del Blexit optan por la armonía social entre blancos y negros y entre todas las clases sociales. Aquí hay una “vacuna” fuerte y eficiente – el rechazo del igualitarismo comunista y la promoción de la armonía social y respeto por la jerarquía – impulsada por el amor a toda superioridad y teniendo como fuente y modelo la superioridad infinita de Dios.

El artículo de portada de la revista Catolicismo de este mes presenta un bello ejemplo histórico de la práctica de estos valores: el venerable católico negro Pierre Toussaint, un auténtico y digno hijo de Dios. Nos inspira su vida de trabajo y desprendimiento, impregnada de caridad, sencillez, dignidad y bondad católica. Sin enfrentamientos entre razas y clases, luchó contra la envidia y la enemistad como un verdadero paradigma de admiración y respeto por las desigualdades sacras.